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Un “abrazo” de ida y vuelta: una ONG palestina bajo las bombas, solidaria con la dana.

Los trabajadores de la organización palestina PARC, colaboradora de Asamblea de Cooperación por la Paz, decidieron donar 5.000 euros que apartaron de sus sueldos para la reconstrucción, canalizados a través de la Fundació Horta Sud.

El Levante-El Mercantil Valenciano se ha hecho eco de la visita de Tamador Akel en Valencia y del encuentro con Julio Huerta Balastegui Coordinador de la Fundació Horta Sud.

Tamador Akel es directora de emergencias de la organización palestina PARC (Agricultural Development Association) y estuvo en Valencia en el marco de la jornada de soberanía humanitaria celebrada el pasado mes de Octubre. Puedes ver la noticia completa en el siguiente enlace https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2025/11/23/abrazo-ida-vuelta-ong-palestina-123218212.html

Durante su estancia en una València en la que solo había estado en una ocasión, la directora de emergencias de la ONG palestina PARC (Agricultural Development Associationha participado en las jornadas sobre cooperación internacional, ha visitado a toda prisa la ciudad y ha podido hablar con sus compañeras de Asamblea de Cooperación por la Paz. Pero, además, ha podido conocer a Julio.

A la cita en la plaza Viriato de València, Julio Huerta, coordinador de la Fundació Horta Sudllega con muchos nervios y la emoción a flor de piel. Todavía no conoce, ni en persona ni telemáticamente, a Tamador. No sabe cómo va a reaccionar, pero sí sabe que esta vez no se quedará mudo, como cuando le dijeron que la organización PARC, que desarrolla programas de ayuda humanitaria en la Palestina bombardeada por Israel, quería hacer una donación de 5.000 euros a la Fundació Horta Sud para la reconstrucción postdana. Quiere agradecerle esa “mano en el hombro” que supuso su ayuda.

“Lo vimos en las noticias y lo primero que pensamos fue en nuestros colegas de València”, explica Tamador Akel. Tamador coordina la acción en emergencias de la organización PARC, que trabaja desde hace 43 años en programas de ayuda sobre alimentación, resiliencia, apoyo a mujeres vulnerables, a la población rural y a la juventud tanto en Gaza como en CisjordaniaEsta ONG palestina trabaja, también sobre el terreno, con Asamblea de Cooperación por la Paz, especialmente con su sede valenciana. Silvia Tusón, coordinadora de la asamblea en la Comunitat Valenciana, habla de una colaboración “estratégica”.

Así que los días posteriores a la tragedia, Tamador llamó varias veces a Silvia, preocupada. “Le pregunté si les había afectado y me dijo que ellos estaban bien, pero que la situación era muy complicada, que no estaba habiendo respuesta de las administraciones y que mucha gente de la zona se sentía sola”, rememora Akel. Así se lo dijo a los 130 empleados de la organización, en una reunión. “Todos dijeron que querían donar un porcentaje de su sueldo para ayudar”, recuerda. La ONG consiguió recoger 5.000 euros, a pesar de sus propias dificultades: 72 personas trabajando sobre el terreno en zonas bombardeadas y asediadas por Israel, falta de recursos, todo tipo de obstáculos burocráticos y, sobre todo, cuatro compañeros asesinados.

“Yo me quedé mudo, sin habla”, explica Julio Huerta, sobre el momento en el que se enteró de la donación. Habían sido días muy duros, con parte del equipo afectado. “Lo primero que pensamos fue que no podíamos aceptarlo, porque ellos, en Palestina, estaban mucho peor”, rememora. Pero tal gesto de ayuda era imposible de rechazar, sobre todo cuando más se necesita ya no tanto una donación, sino un abrazo. “Qué importante es que, cuando uno lo pasa mal, aparezca otra persona que diga: estoy contigo”, reconoce Huerta, emocionado. Que otra persona “te ponga la mano en el hombro simbólicamente”.

Para Julio, la dana y el genocidio en Palestina tienen algo en común: “que las catástrofes nos pueden tocar a cualquiera”. “Estás bien y en cinco minutos llega una riada que se lo lleva todo, o te bombardean la casa”, añade. Por eso, dice, nos necesitamos unos a otros. “No es posible el bienestar individual sin bienestar colectivo”, apunta.

Con ese convencimiento, la Fundació Horta Sud ha canalizado casi 3 millones de euros en ayudas a 400 entidades. “Nuestro objetivo principal era que ninguna tuviera que cerrar a consecuencia de la dana”, explica Huerta. También, que la tragedia no se convirtiera en un trauma colectivo. Trabajar en la resiliencia de las ciudades, en la salud mental, en recuperar los espacios de socialización, en definitiva, ayudar a quienes trabajan sobre el terreno.

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