
Tejiendo resiliencia bajo ocupación
La población palestina de Cisjordania vive desde hace décadas bajo una ocupación que vulnera de forma sistemática sus derechos fundamentales. Esta realidad se ha agravado de manera especialmente alarmante desde el 7 de octubre de 2023, con un incremento brutal de la violencia ejercida por las fuerzas de ocupación y los colonos israelíes.
Tan solo en lo que va de 2025, 671 personas palestinas han sido asesinadas en Cisjordania, entre ellas 129 niñas y niños. De estas muertes, 85 ocurrieron en el gobernorado de Nablus, uno de los epicentros de la violencia. En el mismo periodo, 2.787 personas resultaron heridas, la mayoría por ataques directos de las fuerzas israelíes. Solo en Nablus se contabilizan 882 personas heridas, lo que lo convierte en el territorio más castigado. A esta violencia se suma una política sistemática de despojo. Según OCHA, en lo que va de 2025 se han demolido 1.151 estructuras —entre viviendas, instalaciones agrícolas y de agua—, desplazando a casi 1.300 personas y afectando a más de 37.000.
Comunidades como Jurish y Qusra, situadas en el sureste de Nablus, encarnan con especial crudeza esta realidad. En Jurish, con poco más de 1.500 habitantes, la violencia de colonos y fuerzas de ocupación se traduce en miedo constante, restricciones de movimiento y pérdida de medios de vida. En Qusra, de unos 6.000 habitantes y ubicada casi por completo en el Área C, la situación no es diferente: la amenaza de incursiones, demoliciones y ataques marca la vida diaria de la población. La infancia crece entre escenas de violencia y carencias básicas, lo que deja profundas huellas emocionales. Para las mujeres, la carga es aún mayor: además de sostener a sus familias en un entorno de pobreza y violencia, enfrentan desigualdad y violencia de género y la exclusión de espacios de decisión y oportunidades económicas. En ambos lugares, son ellas —junto con niñas y niños— quienes cargan con las consecuencias más duras de estas violaciones.
Pero incluso en este contexto de miedo e incertidumbre, las comunidades siguen encontrando formas de resistir y de sostener la vida. Es ahí donde ACPP, junto con su socia local Psycho-Social Counselling Center for Women (PSCCW), ha puesto en marcha el proyecto “Mitigación del impacto de las violaciones del Derecho Internacional Humanitario en la población de Jurish y Qusra”, con el apoyo del Fons Mallorquí en su convocatoria 2024.
La iniciativa se articula en tres ejes:
- Protección de las mujeres, mediante acompañamiento psicosocial, asistencia legal e incorporación laboral –más de 80 mujeres participantes-, impulsando procesos de autonomía y liderazgo que las reconozcan como protagonistas de cambio en sus comunidades.
- Protección de la infancia, transformando las escuelas en espacios de cuidado, con actividades de liderazgo y apoyo psicosocial que ayudan al alumnado a gestionar las emociones derivadas de la violencia y a descubrir su capacidad para convertirse en agentes de cambio. Más de 50 menores han sido atendidos.
- Resiliencia comunitaria, con la participación activa de asociaciones locales, consejos escolares y municipales, lo que asegura que el proyecto responda a prioridades reales y refuerce la idea de que la resiliencia nace desde dentro de la propia comunidad.
El proyecto ayuda a sostener la vida en condiciones adversas y refuerza el compromiso con una Palestina justa y en paz. Para muchas mujeres, encontrar un espacio de escucha y acompañamiento significa recuperar la fuerza para seguir adelante.
Experiencias como las de Jurish y Qusra muestran cómo, frente a la crudeza de la ocupación, la fuerza de sus comunidades logra sostener la esperanza y proyectar futuro incluso en las condiciones más hostiles. ●